La productividad tras la maternidad, “madre trabajadora, pluriempleada y productiva” 8


El hecho de ser madre primeriza es una experiencia y, a la vez, una aventura. Surgen dudas, miedos, inseguridades… ya que nos enfrentamos a una situación totalmente novedosa para nosotras.

Cada día aprendemos algo nuevo y disfrutamos más de nuestro bebé, pero al mismo tiempo estamos agobiadas por esa dedicación exclusiva durante las 24 horas.

Madre trabajadora

Hace unas semanas en las redes sociales se movía el siguiente video #eltrabajomasdurodelmundo que define las condiciones de este nuevo “puesto de trabajo” y, como bien muestra, estamos pluriempleadas.

Y ¿cómo crecen nuestros hijos? En el primer momento no somos dos, sino uno. Es un amor a primera vista, no existe nada ni nadie más. Sin embargo, según pasa el tiempo, tanto el bebé como la mamá comenzamos a tener más cosas en la mente.

Ellos desean conocer el mundo, empiezan a explorar, se llevan todo a la boca, descubren, observan, sonríen, miran, se sientan, gatean,  dan sus primeros pasos… Y nosotras, como madres y, ante todo, personas, tenemos la necesidad de hacer más cosas aparte de cuidar al bebé. Por ello nuestro principal objetivo es ayudar a nuestros hijos a sobrellevar esa pequeña frustración que supone la separación de mamá buscando nuevos espacios para desarrollarnos y conseguir estar mejor preparadas para la educación de nuestros hijos.

El vínculo afectivo es una relación muy intensa. Es como un cordón umbilical invisible que no se ha cortado y nos une y que, con el tiempo, pasa por diferentes estados y formas pero siempre persiste. Nuestros hijos siguen  desarrollándose y nosotras tenemos que ir adaptándonos a esos cambios. Ellos tienen la necesidad de crecer, de ser cada vez más independientes y  esta energía es la que debemos aprovechar para que las separaciones sean mejores y menos dolorosas.

Los primeros minutos de separación son duros. Recuerdo salir del garaje con lágrimas en los ojos y sentimiento de culpabilidad y abandono. En tu cabeza  empiezan a rondar preguntas: ¿se acordará de mama? ¿Se sentirá abandonado? ¿Podré con todo y seré productiva? ¿Se acordarán de mí los compañeros? ¿Será fácil la reincorporación?… Tenemos una mezcla de sentimientos. Por un lado nos sentimos culpables por separarnos de nuestros bebés y, por otro, tenemos la necesidad de continuar con nuestra carrera profesional, aquella para la que nos hemos formado y por la que hemos luchado durante años.

Según llegas a tu lugar de trabajo, con sentimiento de culpabilidad, éste de repente desaparece al reencontrarte con tus compañeros y sentarte de nuevo en tu puesto ¡Sorpresa! todo es como antes: sentimos la ilusión del primer día y con ganas de enfrentarnos a ese nuevo reto: ser madre, trabajadora, pluriempleada y productiva.

Aunque parezca increíble somos capaces de aprovechar el tiempo al máximo y sacar adelante todas nuestras tareas siendo más eficientes y a la vez productivas.

Como sabemos, en España el periodo de baja por maternidad tan sólo dura dieciséis semanas, algo que si comparamos con el resto de países de Europa está a la cola, ocupando el octavo puesto, y como todos ya conocemos estos primeros están ocupados por los países nórdicos (Finlandia, Islandia, Dinamarca, Suecia y Noruega).

 Pasan las semanas  y nos enfrentemos a ese temido y a la vez deseado momento, la reincorporación a la vida laboral.

Durante los últimos años en  algunas  organizaciones se está obligando a un elevado porcentaje de trabajadores, las mujeres, a que decidan entre tener una carrera profesional o ser madres. Y no es una elección excluyente.

Estamos dejando escapar el talento de profesionales preparadas, formadas y productivas que, ante la disyuntiva, deciden aparcar su vida profesional para cuidar a sus hijos.

Aquellas empresas que facilitan la reincorporación de las mismas ven cómo la productividad se ve potenciada hasta cotas muy altas, incluso sorprendentes, y que gracias a estas “facilidades de conciliación de su vida familiar y profesional”  consiguen una mejor retención del talento, ya que  el capital humano de la empresa es lo más importante.

Pero debemos transformar la cultura empresarial  y saber que la pieza clave es la productividad y no el presentismo laboral. Los beneficios que se pueden obtener son los siguientes:

  • Retención del talento.Equilibrio entre vida laboral y familiar
  • Mejora del clima laboral.
  • Incremento de la productividad.
  • Mejora la imagen de la empresa.

Cuando una empresa te da la facilidad de conciliar tu vida familiar y profesional lo que realmente ofrece es un incentivo y una motivación para venir con una sonrisa a trabajar. De este modo, nos sentimos completas como trabajadoras y a la vez como madres.

La llegada a casa cada día y ese  reencuentro con nuestro hijo se convierten en algo mágico. Su sonrisa y el deseo de estar en brazos de mamá son momentos únicos.


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